Lo has pensado muchas veces…
Si mejoro esta técnica, si consigo ese giro, una mayor apertura…
Ya sabes de qué hablo.
¿Cuál fue tu primera decisión? Puede que la más honorable y abnegada. Voy a convertir mis debilidades en fortalezas. Ahora pregúntate ¿cuál es el objetivo?
¿Cuál es tu objetivo?
El mayor fracaso es sucumbir a tu deseo de querer ser bueno en todo. De desear lo que no tienes. Eso te hará perder tiempo y mejorarás hacia ningún lugar.
Son palabras duras. Nadie te las dirá. Porque en el fondo queremos y creemos que todo es posible con esfuerzo, y en parte sí, pero escucha bien lo siguiente.
Tienes algo. Algo que quizás nadie hace como tú, y te encuentras cómodo con ello, sí, lo sabes. Pero llega un momento en el que, como estás cómodo con ello, no te preocupas más de mejorarlo. Vienen los pensamientos sobre tus debilidades, tengo que potenciar esto… bla bla bla.
Ahora es el momento. Afronta tus miedos a esforzarte de verdad en aquello que sobresales. Y no sólo sobresalgas. Sé el mejor.
Cuando eres consciente de que el secreto está ahí, te darás cuenta del segundo, sé consciente de tus debilidades y trabaja con ellas a fondo, muy a fondo, pero no pierdas energía en esfuerzos vanos que no conducen a ningún puerto,
Ahora, agarra tus miedos y enséñales cómo se entrena de verdad.